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Publicidad y miedo

Publicidad y miedo


El mundo del dinero, el capitalismo y consumo, tres palabras que definen a la perfección nuestra sociedad actual, en la cual hemos interiorizado y asumido que mediante un lavado de cerebro diario y milimétricamente estudiado nos van a obligar sin darnos cuenta a comprar miles de productos a lo largo de nuestras vidas, muchos de los cuales ni necesitamos, y en el fondo tampoco queremos. Pero, ¿cómo funciona todo ésto?


Para ejercer una determinada función, hay que crear un mecanismo casi perfecto con el cual entrar en las cabezas de la masa, y poder bombardearlos con todo tipo de productos. Esta máquina se llama Publicidad. El motor que mueve el mercado, y desde donde nos manipulan a su antojo para que acudamos en masa a consumir en los centros comerciales o tiendas de todo tipo. Podríamos suponer que es un ejercicio sano, en el que el mercado y su competitividad nos presentasen sus productos sin más, y que cada uno pudiera elegir sin manipular sus delicadas mentes, si quiere consumir ésto o aquello. Lo que ocurre es que es mucho más complejo que todo eso. Hay un arma que funciona mejor que ninguna otra, y lo saben. Desde la política nos enseñaron hace tanto tiempo como la humanidad existe en la Tierra, que el miedo es el arma más poderosa de todas. Concepto con el que ha jugado muy bien sus cartas instituciones como la Iglesia Católica cuando querían tener a la población callada y sin derecho a pensar por sí misma, trabajando las tierras de sol a sol a cambio de protección, por ejemplo. El feudalismo fue una de esas épocas en las que poco contaba la vida, excepto si eras un miembro de la nobleza, ya que vivías de puta madre sin dar palo al agua, mientras que tus exclavos curraban para ti. Vamos, como ahora.

¿Y todo esto por qué? Toda la vida ha habido publicidad: en las calles, en la televisión, en la radio, en los campos de fútbol... y en todas las putas partes. Mires donde mires habrá algo que te quieren vender. Algunos recordaréis aquella película de John Carpenter llamada "Están Vivos", en la que un tío encuentra unas gafas con la que puede ver a unos extraterrestres que se han disfrazado de humanos, y todo tipo de mensajes ocultos en la ciudad como: "Obey" (obedece). Tenían el plan perfecto para someter a la raza humana a sus deseos sin que ellos no se diesen ni cuenta de lo que estaba ocurriendo. Lo cierto es que no andaba muy desencaminado el señor Carpenter, a decir verdad creo que dio en el clavo. Y es que el miedo sigue siendo el gran arma, y los señores publicistas no podían dejar escapar la oportunidad.

Recientemente he visto ciertos spots publicitarios en la televisión, medio que no suelo ver a menudo debido a que lo poco decente que hay lo suelen trasladar a las madrugadas y tengo cosas mejores que hacer. Pero no nos desviemos. Si hay algo que predomina son productos del tipo: "no engordes más, ni hagas más dietas. Nuestra crema reductora de forma milagrosa te ayudará a bajar 10 kilos en un mes". Son el tipo de cosas que me cabrean, pero a su vez una modelo despampanante como ejemplo de que sí que funciona aparece en pantalla. Miles de mujeres acudirán a su tienda más cercana para hacerse con un bote de aquella creama milagrosa para ser más atractivas. ¿Pero ésto afecta sólo a las mujeres? Uy que va, que para nosotros también hay, y además lo anunciaba Carlos Moyá, que no sé qué es peor. Luego hay de otro tipo, uno que me pone de muy mal humor en especial, y son los anuncios de alarmas para el hogar, sí, de esas para que no te roben en casa. En este caso, aparecían haciendo rimas que supongo considerarían tronchantes para decirte que te pueden robar en casa en cualquier momento, que si te vas de vacaciones tu casa se queda más vulnerable a los robos y que por supuesto necesitas instalar su alarma para irte tranquilo de viaje. Además podréis comprobar como llegadas estas fechas veraniegas se intensifican este tipo de anuncios, al igual que en invierno los antigripales, cada uno en su época que cunde más.

Vivimos en una época dificil, en la que podemos tener todo al alcance de nuestra mano mediante internet, el medio que se supone que no haría libres, y que finalmente acabó destrozando muchas cabezas. Si os creéis que apagando la televisión se acaba esta tortura, estáis muy equivocados, porque la publicidad estará presente siempre en cualquier parte a la que vayas. Y no digo que sea algo totalmente negativo, es incluso necesario, sólo que cuando deja de ser algo honrado con lo que exponer tu producto y darlo a conocer, empieza a decirnos que sin él no vamos a ser felices, entonces la cosa cambia. Van a por nuestros cerebros. No necesitamos ser delgados para gustar a la gente, ni necesitamos esas putas alarmas, salvo que vivamos en grandes mansiones en las cuales nos pueden robar pertenencias más importantes. Dudo mucho que a los ladrones les vaya a interesar muchas cosas de mi casa. Por cierto, el concepto "ladrón" como tal es algo que siempre me ha resultado gracioso, porque ¿qué es un ladrón? Hay muchos tipos: los ladrones de guante blanco, los especialistas en grandes robos,  la gran mayoría de políticos y altos cargos públicos y los que roban para comer, o alimentar a su familia. Curiosamente los que peor lo suelen pasar en la cárcel son los últimos, porque básicamente son los únicos que la pisan.

El miedo nos ha hecho débiles siempre, y con ello nos quieren hacer tremendamente infelices a lo largo de nuestras vidas. Una persona con un polo de marca es más persona que alguien con ropa de mercadillo, es así y no se puede cambiar. Las personas se definen por su poder adquisitivo y no por su inteligencia o ética, y así nos va.

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